viernes, 9 de septiembre de 2016

Elección Incondicional

        Entendemos por elección el acto por el cual Dios, desde antes de la creación del Universo, en Su eternidad, escogió para sí un pueblo o una persona.

        La elección incondicional presentada por Calvino afirma que, solamente un número de individuos serán salvos, estos son los escogidos por Dios en su libre y soberana voluntad. Esta elección antecede la redención, pues Dios ya había determinado quien habría de ser salvo antes de enviar a su Hijo para salvarlos, según se puede leer en Efesios 1:4-5, «Dios nos escogió en él antes de la creación del mundo, para que seamos santos y sin mancha delante de él. En amor nos predestinó para ser adoptados como hijos suyos por medio de Jesucristo, según el buen propósito de su voluntad».

      La secuencia de los decretos divinos, según los calvinistas supralapsarianos es:   
  1. Dios destinó a algunos para salvación, y el restante para condenación.
  2.   Creó al hombre. 
  3.   Él prepara la caída del hombre. 
  4.   Él provee la salvación para los electos del primer decreto. 
  5.   Aplica de manera eficaz la salvación de los escogidos, y la condenación de los no escogidos.

         Según lo mencionado anteriormente, los calvinistas defienden la limitación de la obra de redención. De tal forma que, Cristo no se entregó por todos los hombres, sino, solo por algunos (escogidos).

         Ya en este punto hay discordancia según mi parecer, pues si se observa el primer decreto, podremos decir que el mismo condena no solo a «inocentes», sino también a seres que aún no existen, y por tanto, no tienen ni tendrán oportunidad de ejercer su libre albedrío.

          (Y aquí abro un paréntesis sobre lo que escribe Paulo Hoff en su libro de Teología Sistemática pág. 357, en relación al libre albedrío tan cuestionado por los calvinistas: «Aunque Dios es omnipotente, no es capaz de hacer cosas con elementos contradictorios dentro de sí o algo contrario a su naturaleza. Por ejemplo, es imposible que Dios mienta o se niegue a sí mismo. En el área de lo físico, Dios no puede hacer círculos en forma rectangular. Así que, si Dios quisiera que le sirviéramos libremente, no nos puede haber creado incapaces de pecar. De otro modo, seríamos autómatas o máquinas sin voluntad propia». J.B. Phillips observa: «El mal está inherente en el don arriesgado del libre albedrío». El amor es algo voluntario, de otro modo no es amor, Dios quiere que le amemos libremente, no quiere interferir en la capacidad del hombre para elegir, «sino en producir un consentimiento voluntario para elegir el bien antes que el mal»). 


          Es innegable que Dios haya escogido desde antes de la creación del mundo a algunos para salvación, pero fueron escogidos para salvación  por causa de la presciencia de Dios, y esta posición no tiene nada que ver con el «universalismo», que es infundado y anti-bíblico. Pues como vimos en el punto anterior, el Pacto que Dios hizo con Adán contemplaba a toda la humanidad, y de igual forma en que toda la humanidad fue condenada por causa de la desobediencia, toda la humanidad por medio de Cristo puede alcanzar la salvación, pues como está escrito «Por tanto, así como una sola transgresión causó la condenación de todos, también un solo acto de justicia produjo la justificación que da vida a todos» (Romanos 5:18).

          Por otro lado, la elección no es incondicional, pues está condicionada a la aceptación de los escogidos. Charles Hodge escribió sobre el sistema de Agustino: «Al ser la justicia de Cristo de infinito valor y mérito, y siendo en su naturaleza precisamente lo que necesitan todos los hombres, les puede ser ofrecida a todos. Así, se ofrece a los escogidos y a los que no son escogidos; y se ofrece a las dos clases de manera condicional. Esta condición es una aceptación de la misma, de corazón como la única base para justificación. Si cualquiera de los escogidos deja de aceptarla, perece. Si cualquier uno de los no electos cree, será salvo (…) Los Agustinianos, dicen lo mismo. Su doctrina provee para esta oferta universal de salvación tan bien como cualquier otro esquema. Enseña que Dios, al llevar la salvación a su propio pueblo, hizo lo necesario por la salvación de todos los hombres, y por tanto esta oferta pude ser hecha, y de hecho de hace, en el evangelio».

          En el primer decreto, los calvinistas también defienden la «reprobación negativa directa», explicando de manera simple; Al mismo tiempo que Dios escogió desde antes de la fundación del mundo solamente algunos para salvación, él también escogió desde antes de la fundación del mundo quien sería condenado eternamente. Y esto no por obras o elecciones humanas, pues como vimos anteriormente es por la libre y soberana voluntad de Dios.

         Calvino escribió en sus «instrucciones  de la religión cristiana», «es terrible, pero existente el decreto por el cual Dios previó que la caída de Adán traería a la ruina eterna, sin remedio, a tantas naciones y personas con sus niños; y lo previó porque lo había ordenado».

            Aquí podríamos decir que de igual forma que el hombre por propio merito o por sus obras no puede alcanzar la salvación, Dios por causa de sus atributos no «puede» condenar al hombre sin que este no haya pecado o rebelado en contra de él. Pues como vimos anteriormente, la Soberanía de Dios no puede tener mayor importancia que la omnipotencia de Dios. Pues en su omnipotencia Dios decretó que todo aquel que crea será salvo, ya que sólo él puede dar vida a lo que estaba muerto. ¿Puede Dios entonces dar vida a los hombre apenas para que después sean muertos y condenados por su soberana voluntad? Según los calvinistas, la respuesta es afirmativa

           Además de lo que ya fue mencionado puedo añadir que la voluntad no es sólo un atributo esencial de nuestro ser espiritual, sino también una condición necesaria de nuestra personalidad. Sin el poder de autodeterminación racional seriamos una mera fuerza, como la electricidad o como el magnetismo. Pero en ese caso, significaría denegrir a Dios por debajo de nuestro estado de ser.

           Pero delante de lo que vimos hasta ahora es correcto decir que la Elección es por gracia de Dios, y en eso no hay discordancia, sin embargo la condenación es exclusivamente por la responsabilidad del hombre. Y siendo así, ésta condenación no es una «reprobación negativa directa», sino que una «reprobación negativa indirecta».
 
           Reafirmo aquí lo mencionado anteriormente en relación a la salvación, y es que la misma es pura gracia del amor misericordioso de Dios «Porque por gracia ustedes han sido salvados mediante la fe; esto no procede de ustedes, sino que es el regalo de Dios, no por obras, para que nadie se jacte» (Efesios 2:8-9). En tanto que la reprobación no se debe, según la Biblia a ningún tipo de designio de Dios como afirman los calvinistas, sino debido a la incredulidad del ser humano que obstinadamente resiste la gracia.

           Analicemos a continuación algunos pasajes que confirman la reprobación negativa indirecta. 

1. Mateo 25:31-46. En este pasaje podemos notar el contraste que hay entre el v.34 y el v.41. El Rey les dice a los que están a su derecha, (v34) «Vengan ustedes, a quienes mi Padre ha bendecido; reciban su herencia, el reino preparado para ustedes desde la creación del mundo.». Estos irán a vida eterna (v.46), el reino y la vida eterna fue designada por Dios para los escogidos. Luego hablando a los que están a su izquierda (v.41) «Apártense de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles» ¿para quién?, «para el diablo y sus ángeles» no es para ustedes como en el v.34.

2. Romanos 2:4,5. Nuevamente hay un contraste. « ¿No ves que desprecias las riquezas de la bondad de Dios, de su tolerancia y de su paciencia, al no reconocer que su bondad quiere llevarte al arrepentimiento?  Pero por tu obstinación y por tu corazón empedernido sigues acumulando castigo contra ti mismo para el día de la ira, cuando Dios revelará su justo juicio» aquí vemos por tanto que el designio de Dios es siempre para el bien. Es culpa del corazón obstinado que en vez de alcanzar «las riquezas de la bondad de Dios», «acumule para sí mismo la ira de Dios».

3. Romanos 9:22,23. Este versículo puede ser el más expresivo, pues en él se encuentran las palabras preparó y preparados, en un contexto en el cual Pablo alude a un probable contradictor, que se atreve a cuestionar a Dios, siendo una miserable olla de barro en las manos soberanas del alfarero. Note bien el contraste, « ¿Y qué si Dios, queriendo (gr. thélom) mostrar su ira y dar a conocer su poder, soportó con mucha paciencia a los que eran objeto de su castigo y estaban destinados [preparados] a la destrucción? » ¿por quién? ¿por Dios? No es esto lo que Pablo dice. Ellos mismos se han preparado para su propia destrucción. Pablo continúa (v.23): « ¿Qué si lo hizo para dar a conocer sus gloriosas riquezas a los que eran objeto de su misericordia, y a quienes [él] de antemano preparó para esa gloria?» ¿quién los preparó? ¿Ellos a sí mismos? ¡No! Aquí el «él» (verbo) como está en la versión RV 1960, está en la tercera persona del singular, por lo que no hay dudas que el sujeto del verbo «de antemano preparó» no puede ser otro que el mismo Dios.

           Ahora para defender la elección incondicional y consecuentemente la reprobación negativa directa, los calvinistas dicen encontrar sólidos argumentos en el capítulo 9 de Romanos.

           Citando a Malaquías 1:2,3 «Amé a Jacob, pero aborrecí a Esaú» (Romanos 9:13). Como se hace referencia a una fecha anterior al nacimiento de Esaú y Jacob. El odio de Dios hacia Esaú parece predeterminado por Su designio En este texto «aborrecer» no es equivalente a «odiar» como contraste al amor por Jacob, sino a «amar secundariamente». Y también en el v.12 «El mayor servirá al menor». Pablo no está hablando sobre la condenación eterna de individuos, sino de preferencias que Dios tiene sobre una familia, tribu, grupo racial, etc., aun perteneciendo al mismo linaje. No hay lugar en la Biblia donde se diga que Esaú efectivamente sirvió a Jacob, en tanto que  Dios siempre perdona a Israel (Jacob), y su ira es contra Edom (Esaú). (Malaquías 1:2-5).
 
           Romanos 9:16. «Por lo tanto, la elección no depende del deseo ni del esfuerzo humano sino de la misericordia de Dios». Nuevamente parece que la salvación y la condenación dependen únicamente del designio soberano de Dios. Pero la verdad es que Pablo no está hablando sobre salvación o condenación eterna, sino que sus misericordias y preferencias no dependen del deseo o esfuerzo humano, porque, no habrá un deseo sincero por Dios, ni esfuerzo humano por hallarle, sin la previa gracia de Dios. 

            Romanos 9:18 «Así que Dios tiene misericordia de quien él quiere tenerla, y endurece a quien él quiere endurecer»  Los calvinistas supralapsarianos, y sublapsaianos continúan argumentando en base a este versículo, al final de cuentas fue aquí donde Calvino comenzó su teoría de reprobación negativa directa. Para explicar de manera adecuada este versículo es necesario que primero veamos lo que está escrito en Éxodo 7:3 «Yo voy a endurecer el corazón del faraón…». Para comenzar la afirmación del versículo 3 corresponde a un futuro profético, que consiste en el justo juicio de Dios ante la obstinación persistente del Faraón. Efectivamente después de esta revelación de Dios a Moisés, podemos leer en Éxodo 9:12, «“Pero el SEÑOR endureció el corazón del faraón...” y sigue luego en el 9:35 “el faraón endureció su corazón”». Luego tenemos una narrativa histórica de lo acontecido en el 9:2, repitiendo otras seis veces que el Señor endureció el corazón del Faraón (10:20; 10:27; 11:10; 14:4; 14:8; y 14:17). Volviendo al versículo 17 de Romanos 9, donde Pablo cita Éxodo 9:17 que dice: «Te he levantado precisamente para mostrar en ti mi poder, y para que mi nombre sea proclamado por toda la tierra» El verbo que Pablo usa para «te he levantado» (gr. exégeira) tiene el sentido de «colocar en escena para desempeñar un papel importante», diferente de cómo fue traducido en la LXX, NVI y RV 1960. Para guiar correctamente el sentido del verbo hebreo que, estando en la forma llamada «Hilif» (causa activa), tiene el significado de «hacer que se mantengan en pie», de manera que la traducción más correcta sería: «Te he mantenido en pie» Siendo así, la Biblia no dice que Dios, hizo nacer a Faraón para ejecutar sus designios en contra del mismo. Sino que puso a Faraón en el trono de Egipto para que mediante su actuación obstinada, ya prevista por Dios se hiciera famoso el nombre de Yahveh, al sacar con mano fuerte a los israelitas de la esclavitud de Egipto.

            Romanos 9:20-21; « ¿Quién eres tú para pedirle cuentas a Dios? “Acaso le dirá la olla de barro al que la modeló: ‘¿Por qué me hiciste así?’ ” ¿No tiene derecho el alfarero de hacer del mismo barro unas vasijas para usos especiales y otras para fines ordinarios?». Pablo usa como ejemplo el caso del Alfarero, que fue también utilizado por el profeta Jeremías. En 2 Timoteo 2:20, también podemos leer sobre este episodio, que es mencionado por el Apóstol Pablo, lo cual nos demuestra que él mismo lo conocía muy bien. Y es en base a este texto que muchos calvinistas argumentan a favor de su posición. Diciendo básicamente que, así como el Alfarero hace objetos para fines diversos con el mismo barro, así Dios es soberanamente libre en su modo de actuar con la humanidad. La respuesta a este argumento ya fue dada en el Punto 3

              Hebreos 12:17. «Después, como ya saben, cuando quiso heredar esa bendición, fue rechazado: No se le dio lugar para el arrepentimiento, aunque con lágrimas buscó la bendición» Diferente a lo que generalmente se entiende o se conoce de este versículo, aquí no está hablando sobre el arrepentimiento de Esaú, a quien sólo le interesaban los beneficios materiales de la bendición de la primogenitura. Si Esaú hubiese buscado a Dios con arrepentimiento sincero, Dios no lo rechazaría de acuerdo con 2 Pedro 3:9. ¡Quien no podía arrepentirse, o, volver atrás en la bendición que había dado a Jacob, era Isaac!


         1 Pedro 2:8b. Hablando a aquellos que insisten en su incredulidad (v7). Pedro dice en la segunda mitad de este versículo: «Tropiezan al desobedecer la palabra, para lo cual estaban destinados» Los calvinistas ven en éste versículo un argumento  a su teoría de la reprobación negativa directa. Pues aquí dice que los incrédulos estaban destinados positivamente a persistir en su desobediencia. Pero no es esto lo que realmente dice el texto. La frase  no quiere decir que estaban destinados a seguir en su desobediencia, sino que estaban destinados a tropezar, y esto, a causa de su desobediencia.
 
           Con lo mencionado anteriormente en este punto, mantengo mi discordancia con las enseñanzas de Calvino, pues como vimos en la Biblia, Dios no eligió desde antes de la fundación del mundo quien debería ser condenado al fuego eterno, ni la elección es incondicional, pues la misma está condicionada a aquellos que creen.